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Sesgos

La semana pasada, estaba en el metro de camino al trabajo cuando subieron un par de personas. Inmediatamente, la mujer que estaba a mi lado se cambió de asiento y los miró con desconfianza. Seguramente fuera por su aspecto. Era obvio que no tenían una buena situación económica. El tren estaba lleno de gente y en la siguiente parada subieron dos chicas que se pararon cerca de la primera pareja. La señora advirtió a las chicas que tuvieran cuidado con sus bolsos, señalando a la pareja. Su reacción me hizo pensar en cómo nuestros sesgos condicionan nuestro comportamiento sin más base que nuestras suposiciones.

El sentido común y la ilusión de objetividad

La experiencia y la educación, entre otras cosas, dan forma a nuestras suposiciones y creencias, y determinan nuestro sentido común. Este es el marco que determina como nos comportamos y las decisiones que tomamos. Como la señora del metro.

Consideraciones éticas aparte, el incidente del otro día no tuvo ninguna consecuencia.

Aun así, vale la pena ser conscientes de nuestros sesgos para evitar cometer errores.

Todos confiamos en nuestra capacidad de ser objetivos a la hora de tomar decisiones. Es decir, confiamos en nuestra capacidad de analizar la realidad, buscar la información relevante, y utilizar nuestra experiencia y conocimientos para emitir un buen juicio. Lo cierto es que solemos caer en la ilusión de la objetividad.

Tendemos a considerarnos más objetivos, más perspicaces y menos parciales de lo que realmente somos. Para entender por qué, necesitamos saber algo sobre los sesgos más comunes.

Tipos de sesgos

Un sesgo es una idea que tenemos asentada, normalmente de forma inconsciente, sobre alguien o algo, basada en la información que tenemos, percibimos que tenemos o de la que carecemos. Es una forma subjetiva de pensar basada en nuestras percepciones.

Se conocen muchos tipos de sesgo, pero no todos tienen el mismo efecto cuando hay que tomar decisiones sobre las personas. En este aspecto, merece la pena considerar el sesgo cultural, el sesgo intra-grupo y el error fundamental de atribución.

El sesgo cultural afecta a quienes perciben otras culturas como anormales o exóticas en comparación con la propia. Este sesgo atribuye las características o comportamientos de un individuo a un grupo más amplio de gente. Crea estereotipos y actitudes que influyen en las decisiones.

El sesgo intra-grupo se refiere a cómo las personas son más propensas a apoyar a alguien de su grupo social que a un extraño. Este sesgo tiende a eliminar la objetividad de cualquier tipo de proceso de selección.

Por último, el error fundamental de atribución se refiere a la tendencia a atribuir el comportamiento de alguien a estereotipos infundados, mientras que uno atribuye un comportamiento propio que sea similar a factores externos.

A la hora de evaluar a las personas, es esencial ser consciente de la influencia de estos sesgos. Si necesitamos promover la diversidad para hacer frente a múltiples retos, debemos reconocer y evitar lo que nos impide encontrar el talento que necesitamos.

Foto de Joel Fulgencio en Unsplash