Llamamos percepción al proceso de recoger la información que viene de nuestros sentidos, organizarla, e interpretarla para entender lo que pasa a nuestro alrededor.
Dado que la cantidad de información es casi infinita, y que no podemos recogerla y procesarla toda, no nos queda más remedio que seleccionar aquello que vamos a considerar. Así que nuestra percepción del mundo es bastante inexacta, puesto que no tenemos en cuenta la mayoría de las cosas que suceden a nuestro alrededor.
Nuestra cultura influye en la selección
Para simplificar, seleccionamos una determinada información y no otra. Cómo lo hacemos depende de muchos factores, como nuestra cultura, lo que nos interesa o nuestros sesgos.
Sabemos que la cultura condiciona las creencias, los modos de pensar y cómo se establecen las relaciones. Influye en las normas y en las convenciones sociales. Por lo tanto, nuestra cultura también define cómo percibimos el mundo.
Un ejemplo. Algunos estudios demuestran que la manera en la que asiáticos y occidentales perciben el tamaño de los objetos en una fotografía es distinta. Para los asiáticos es importante el tamaño relativo con respecto al fondo, mientras que los occidentales perciben más claramente el tamaño absoluto, sin considerar el contexto.
Por lo tanto, al mismo tiempo que nos enseñan cómo es nuestra cultura, también estamos aprendiendo cómo tenemos que percibir el mundo. Desde la infancia, aprendemos que debemos fijarnos en ciertas cosas y no en otras. Y salvo que nos demos cuenta de esto, la interpretación que podemos hacer de la realidad siempre será la misma.
Enmarcando la realidad
Si lo anterior es cierto, también lo será que nuestros comportamientos se basan en cómo percibimos la realidad y no en la realidad. Esta percepción conforma un marco que nos limita a la hora de considerar las cosas, y que tiene un efecto considerable en cómo tomamos decisiones, incluyendo la manera en la que nos comunicamos, cómo definimos los problemas, cómo establecemos nuestras relaciones, y qué expectativas tenemos.
Por lo tanto, llegar del desacuerdo a la colaboración puede ser bastante más fácil cuando queramos solucionar un conflicto si entendemos que nuestra percepción de la realidad puede ser distinta.
Del desacuerdo a la colaboración
Hace algún tiempo, escribí sobre la importancia de estar abierto a otras posturas si queremos encontrar la solución a los conflictos.
Entender cómo nuestra percepción hace que el mundo que vemos puede no ser igual que el que ven otros ayuda a la hora de buscar esta apertura. Desde esta posición es posible desarrollar consciencia y empatía.
La complejidad de las cosas que nos rodean hace que sea probable que dos personas distintas evalúen la misma situación de forma diferente. Con lo que quizás el debate no deba ser si tengo o tienes razón, sino qué puedo aprender de cómo ves tú las cosas. Es más fácil encontrar la colaboración si somos capaces de mirar el problema con otros ojos.
Foto de Mohsen Samimi en Unsplash