qué pasa si tuvieras algo de razón

¿Qué pasaría si tuvieras algo de razón?

Cuando empecé a formarme como coach, me atrapó una pregunta que nos hicieron: ¿dónde está el 2% de verdad? Desde entonces, esta pregunta tiene siempre el mismo efecto: que me pare y piense. ¿Qué es verdad de lo que me estás diciendo? ¿qué pasaría si tuvieras algo de razón? ¿en qué tienes razón?

Los efectos de esta pregunta en la manera de pensar son evidentes y tienen algunas implicaciones interesantes en el liderazgo.

Entendimiento

Si te concedo la posibilidad de tener algo de razón, necesito entenderte mejor para explorar lo que me estás diciendo y encontrar dónde puedes tener razón; incluso si me parece que no estoy en absoluto de acuerdo contigo. Para poder hacer eso necesito prestar atención, escucharte activamente y tomarme algo de tiempo para pensar.

Este proceso (cognitivo) impide que caiga en otro tipo de emociones como la ira o la frustración porque me cambia el foco: la intención de entender gana a la intención de pelearme.

Además, esta labor de entender no es solo en el plano cognitivo sino también emocional. Y esto me lleva al siguiente punto.

Conexión

Ser capaz de entender las emociones y sentimientos del otro es esencial para establecer una conexión. Cuando la tenemos, podemos predecir comportamientos y necesidades. Este proceso me permite no deshumanizar al otro porque separo los argumentos de la persona.

Si me siento conectada contigo, puedo seguir sin estar de acuerdo con lo que dices, pero, probablemente, mi intención será llegar a un acuerdo que sea beneficioso para ambos (un gana-gana) porque te tengo en cuenta.

Cuando deshumanizamos al contrario, nos peleamos para ganar sin importarnos las consecuencias, ni lo que le pase.

Acuerdo

Cualquier persona debería trabajar sus habilidades para resolver conflictos. La clave aquí está en trabajar ese cambio de mentalidad. Si estás de acuerdo conmigo en que el fin no justifica los medios, podemos estar de acuerdo también en que no todas las soluciones son iguales.

Cuando considero las ideas en vez de juzgar a las personas, puedo separar lo que me dicen de quién me lo dice, y evaluar lo que merece la pena tener en cuenta. Solo puedo llegar hasta aquí si encuentro al menos ese 2% de verdad y lo utilizo como inicio de un proceso más constructivo.

Esto, además, tiene un efecto secundario muy interesante: cuando me pongo constructiva, los otros no se sienten atacados, y tengo más posibilidades de que participen en llevar la conversación por terrenos más productivos. Las posibilidades de encontrar juntos una solución crecen.

Las implicaciones

Esta pregunta (¿qué pasaría si tuvieras algo de razón?) propone básicamente un cambio de mentalidad que implica el desarrollo de un liderazgo más consciente e intencional, con mejor gestión emocional. El impacto tanto en la gente como en los resultados es evidente: el entendimiento implica llegar a mejores soluciones en caso de conflicto.

¿Qué harías distinto si te paras y te haces esa pregunta de forma habitual cuando lideras?