Less is more

Menos es más

La primera vez que alguien me dijo “menos es más” yo era bastante pequeña. Fue una amiga de mis padres la que me explicó porqué ponerme todos mis collares, pulseras y anillos de mentira a la vez no era una buena idea: “si no dejas sitio, no se ve nada”.

Bastantes años más tarde, ya trabajando, una persona de la oficina tenía esta frase, “menos es más”, como firma de sus mails corporativos. Era una declaración de intenciones, como una brújula, sobre su manera de trabajar: centrado en lo que importa.

El año pasado, leí un libro interesante: “Esencialismo: la disciplinada búsqueda del menos” de Greg McKeown. Otra vez aparece este “menos es más”, ahora centrado en los objetivos y en desarrollar consciencia. “Nunca puedes dejar de estimar la poca importancia que tiene casi todo”, escribió.

Confieso que llevo varios años en la disciplinada búsqueda del menos. En este viaje, me he dado cuenta de algunas cosas que pueden ser bastante útiles si te interesa desarrollar un liderazgo más consciente. Esto es lo que he aprendido.

Voy tarde, muy tarde, a una cita muy importante – Conejo Blanco (Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas, 1865).

El tiempo es, probablemente, la única cosa que tenemos todos igual: 24 horas al día para gastar (o invertir). Cómo lo manejemos determina lo que vamos a conseguir. Así que hay que encontrar el tiempo para hacer lo que queremos. Y esto va, fundamentalmente, de hacer el hueco en nuestra agenda quitando lo que no debería estar allí. Ya sabes lo que dicen: no me hables de tus prioridades, enséñame tu agenda.

Lo mismo que cuando era pequeña y jugaba con todas mis joyas de mentira, la pregunta es qué quiero que brille. Y brillará aquello a lo que le dedique tiempo y energía. Descubrí muy pronto que para hacer sitio de verdad, necesitaba decir que no a bastantes cosas (incluso a algunas que me apetecían pero no estaban alineadas con lo que quería). Y solo lo conseguí cuando aclaré qué era eso que quería. Me construí una especie de filtro: tres condiciones ordenadas por importancia que tenía que cumplir cualquier cosa para acabar en mi agenda.

Por lo tanto, aclarar cómo tomo las decisiones sobre lo que hacer (y no hacer) es muy importante. También planificar porque me evita revisitar lo que decido (al menos a diario).

Por supuesto esto no es un sistema 100% a prueba de fallos y a veces, necesito dejar de hacer algo que ya había empezado. Esto me lleva a la siguiente lección.

Es un juego extraño. No jugar es el único movimiento para ganar. ¿Qué tal una partida de ajedrez? – Joshua (Juegos de Guerra, 1983).

Fallar evaluando la importancia, alcance o implicaciones de un trabajo es parte de este proceso de aprendizaje. Algunas veces, después de empezar a trabajar en algo, me doy cuenta de que no lleva a ninguna parte. O que no está alineado con mis prioridades, aunque lo pareciera. Es hora de dejarlo.

Tomar la decisión de dejar algo es difícil pero necesario. Por eso reviso periódicamente lo que hago: para ajustar. Esto incluye dejar lo que no me está aportando y redefinir algunas cosas para hacerlas mejor. En esta redefinición también aplico esas tres condiciones de las que hablaba antes.

Reconozco que, al principio, ordenar de esta manera me costaba bastante y la entropía me ganaba la partida de vez en cuando.

Hakuna matata – Timon y Pumbaa (El rey león, 1994).

En mi opinión, lo que de verdad nos dice esta frase en suajili es que mañana tenemos otra oportunidad para hacerlo mejor. Saber que puedo fallar hoy e intentarlo mañana de nuevo me hace más consciente de mis posibilidades y recursos. Al final, es cierto que hay muy pocas cosas que de verdad importan y tendemos a darle demasiada importancia a casi todo.

Cuando me doy permiso para fallar, fallo menos; en el sentido de que tiene menos importancia. Lo que importa es el proceso que me permite tomar decisiones, revisar y parar de hacer cosas y seguir.

Resumiendo, estas son las tres lecciones: como uses tu tiempo refleja tus prioridades, dejar algo o revisarlo es tan importante como empezar a trabajar en ello y darte permiso para fallar sin remordimientos es fundamental para que mejores.