Locus de control / locus of control

Locus de control

Mientras pensaba en qué escribir esta semana en el blog después del descanso veraniego, estaba diluviando. Y me ha parecido inspirador para hablar de algo que tiene mucha importancia si queremos desarrollarnos como personas: el locus de control.

No podemos controlar la lluvia, al igual que no podemos controlar otras muchas cosas que suceden alrededor, ni podemos controlar las acciones de los demás. Lo que sí podemos controlar es cómo respondemos a esos acontecimientos externos.

Así que voy a empezar preguntándote: ¿has pensado alguna vez dónde está tu locus de control?

Algunas personas culpan a la lluvia de arruinar sus planes; otras se adaptan y encuentran en lo que sucede una oportunidad para hacer otras cosas. Esta diferencia de perspectiva está relacionada con el grado en que las personas creen que tienen control sobre el resultado de los acontecimientos de su vida.

Concepto

El locus de control de una persona puede ser interno o externo. Si es interno, las personas creen que los acontecimientos de su vida son principalmente el resultado de sus acciones. Por ejemplo, cuando reciben los resultados de un examen, estas personas tienden a hacerse responsables de los resultados, reconociendo cómo sus capacidades o sus decisiones los han condicionado.

Por otro lado, las personas con un locus de control externo creen que su vida está controlada por factores externos en los que no pueden influir, o que el azar o el destino la controlan. Estas personas culparían de sus resultados al profesor o a la dificultad del examen.

El locus de control tiene importantes implicaciones para el desarrollo del liderazgo. Los líderes con un locus de control interno son más propensos a responsabilizarse de sus acciones y de los resultados de sus decisiones. También es más probable que sean proactivos y tomen la iniciativa para alcanzar sus objetivos.

Por el contrario, los líderes con un locus de control externo son más propensos a atribuir el éxito o el fracaso a factores externos y menos propensos a asumir la responsabilidad de sus acciones.

Sabemos que las personas solo pueden mejorar elevando su nivel de consciencia. Si somos conscientes del impacto de nuestro comportamiento, podremos obtener información sobre nosotros que nos sirva para tomar decisiones en el futuro.

Un ejemplo. María y Simón están esperando una promoción. María, que tiene un locus de control interno, cree que su esfuerzo y dedicación darán sus frutos y conseguirá el ascenso. Simón, con un locus de control externo, cree que conseguir el ascenso no está en sus manos y que depende de factores como la suerte o las decisiones de sus superiores.

¿Cómo influye esto en sus pensamientos, suposiciones y acciones?

Un locus de control externo puede provocar que la persona sienta que no puede hacer nada para responder a lo que le pasa, se frustre y se sienta impotente si las cosas no van como ella quiere. Esto afectará a su comportamiento y también a su campo emocional.

En resumen, saber cuál es nuestro locus de control es importante porque puede influir en la forma en que abordamos la toma de decisiones y la resolución de problemas. Centrarnos conscientemente en las cosas que podemos controlar nos da la capacidad de aprender y tomar decisiones. Cuando asumimos la responsabilidad de nuestros resultados, es más fácil gestionar nuestro campo emocional y crecer.

Así que, de nuevo: ¿dónde está tu locus de control?

Foto de Erik Witsoe en Unsplash