El sesgo de confirmación es la tendencia a buscar información que apoye nuestras creencias, pensamientos o valores. En otras palabras, valoramos los hechos y las pruebas que nos dan la razón y descartamos o infravaloramos las evidencias que nos contradicen.
¿Cómo sabes lo que sabes?
La Tierra es plana. O al menos eso es lo que dicen algunas personas y organizaciones, que niegan la esfericidad de la Tierra, claramente en contra del conocimiento científico. Cuando en 1967, gracias al programa Apolo, las imágenes de satélite mostraron la Tierra como una esfera, Samuel Shenton, fundador de la Flat Earth Research Society, dijo: es fácil ver cómo una fotografía así puede engañar a ojos no entrenados.
Pero no hace falta viajar fuera de nuestra atmósfera para demostrar que la superficie de la Tierra es curva. Muchos científicos, desde los antiguos griegos hasta nuestros días, lo han explicado utilizando la física básica. Y, sin embargo, los terraplanistas descartan todas las evidencias que no confirman sus teorías.
Podría pensarse que se trata de un caso extremo. Es obvio que la Tierra no es plana, ¿no?
Pero, ¿cuántas veces tenemos este tipo de prejuicios cuando se habla de política, de negocios o incluso de personas? Si queremos evitar este efecto, debemos empezar a cuestionarnos: ¿cómo sabemos lo que sabemos?
Cuestionar nuestra opinión
Esta capacidad de hacernos preguntas, algunas veces incómodas, es la clave para evitar el sesgo de confirmación. Por muy objetivos que creamos ser, interpretamos constantemente el mundo a través de nuestros valores, creencias y suposiciones. Por tanto, recopilar, analizar y evaluar datos es un proceso subjetivo.
¿Qué debemos hacer para empezar a considerar las pruebas que no apoyan nuestra narrativa o contradicen nuestra hipótesis inicial? Retar nuestras creencias y suposiciones requiere un esfuerzo y una práctica constante.
Si por sistema solo buscamos la información que confirma nuestras creencias, estamos comprometiendo nuestra capacidad de toma de decisiones y limitamos nuestra creatividad e innovación. En el caso de un líder, esto puede crear una cámara de eco donde nadie se atreva a llevarle la contraria.
La única forma de luchar contra nuestro sesgo de confirmación es haciéndonos preguntas. Piensa en cualquier tema que quieras explorar:
¿Con qué ideas estás automáticamente de acuerdo?
Teniendo en cuenta los hechos, ¿cuáles ignoras o pasas por alto sin darte cuenta?
¿Cómo reaccionas ante los puntos con los que los demás están de acuerdo o en desacuerdo?
¿De qué manera las opiniones de los demás confirman las ideas que ya tenías? ¿Por qué?
Y si piensas lo contrario de esas ideas, ¿cómo puede ayudarte esta nueva perspectiva?
Ser consciente del sesgo de confirmación no es fácil, pero con el tiempo puedes aprender a buscar pruebas que no apoyen lo que piensas a priori, mejorando tu pensamiento crítico y tu proceso de toma de decisiones.
Foto de Marta Nogueira