Totally obvious / Lo que es obvio

Lo que es obvio

Después de las vacaciones, aquí me tienes otra vez. Espero que tú también hayas podido disfrutar de un tiempo de no hacer nada y pasarlo bien. Durante estos días, he pensado sobre como lo que nos rodea condiciona nuestras vidas. Y que hay cosas que damos por supuestas y en las que no nos fijamos. Como en la historia del pez de David Foster Wallace, no las consideramos porque es el agua en la que nos movemos. Simplemente invisible. Cuando perdemos de vista lo que es obvio, nuestra visión es incompleta, y nuestra percepción de la realidad, peor.

Agua, ¿qué agua?

El agua en la que nos movemos es nuestro contexto, a dos niveles: el general y el personal. Me refiero a que, en mayor o menor medida, todos estamos sufriendo los efectos de la pandemia y de la guerra en Europa; el principio de lo que parece la siguiente crisis económica en occidente; China y los EE. UU. peleándose por ser la primera potencia mundial, y muchas más cosas.

Personalmente, cada cual tiene sus propias circunstancias. La compañía para la que trabajamos, el país o la ciudad en la que vivimos, la cultura en la que hemos crecido, la educación que recibimos, nuestra familia y amigos, incluso nuestro estado de salud, son factores que modifican nuestro contexto.

Con mucha frecuencia, y salvo que haya algún cambio significativo que nos despierte, le prestamos muy poca atención a lo que pasa alrededor. Incluso, cuando trabajamos con más gente, olvidamos que sus circunstancias específicas afectan a su trabajo. En ambos casos, es posible que nos perdamos algo interesante por no prestar la atención adecuada.

Ser consciente

La atención es uno de nuestros recursos más escasos, y uno de los más caros. Cuándo, cómo, y dónde la usamos condiciona la información que obtenemos, cómo conectamos con otros; cómo rendimos en el trabajo, y las oportunidades que encontramos.

Sin embargo, controlar a qué prestamos atención es un reto. Generalmente, estamos rodeados de millones de estímulos que nos bombardean con distinta información, mientras que nuestra capacidad para procesar todo eso sigue siendo limitada. Esta es una de las razones por las que no vemos lo que es obvio.

Es más, como dice Daniel Kahneman en su libro, Pensar despacio, Pensar rápido, “no siempre podemos controlar lo que pensamos y lo que hacemos, nuestros juicios y elecciones”. A veces, nuestra cultura y educación controlan automáticamente lo que pensamos.

Por lo tanto, necesitamos escoger cuidadosamente cuándo prestamos atención y a qué; también a lo que hacemos con la información que nos llega.

Guiar la atención

La atención es una de las piedras angulares de cualquier relación, y esencial para los líderes, que deben entrenarla para percibir lo que normalmente pasa desapercibido. Además, dada la complejidad y la cantidad de cambios que hay, la necesitan para detectar oportunidades y poder tomar mejores decisiones.

El agua debería dejar de ser transparente; y nosotros deberíamos dejar de dar ciertas cosas por supuestas. Quizás las respuestas que necesitamos ahora están en “lo que es obvio”.