Estamos empezando unos días libres (por la Semana Santa) o, muy pronto, un periodo de menos trabajo (por el Ramadán) y quizás sea buen momento para hablar de los beneficios que tiene en nuestra productividad, cuando volvamos al trabajo, de disfrutar ese tiempo sin hacer nada y pasarlo bien.
En tiempos de incertidumbre, es natural sentirse ansioso, tener estrés o estar cansado; pero, dejarse consumir por estos sentimientos no es demasiado bueno para nuestra salud mental. Con el estrés, nuestro cerebro desconecta más fácilmente de lo que tenemos que hacer y nos podemos encontrar perdidos, divagando mientras trabajamos.
Seguro que todos hemos experimentado la dificultad de mantener la atención en periodos largos de tiempo y qué difícil es manejar la frustración o el cansancio cuando tenemos cosas que hacer.
Básicamente, cuando estamos mentalmente muy cansados no podemos ser productivos.
Qué podemos hacer para recuperarnos
Hay 7 actividades (en inglés) principales que nos pueden ayudar a recuperarnos pero hoy me gustaría hablar del efecto de no hacer nada y de jugar.
No hacer nada no es hacer lo que sea; es tener la intención, de verdad, de no prestarle atención a nada. De dejar que nuestra mente vague y se desconecte sin hacerle caso a lo que pasa a nuestro alrededor.
Si nos desconectamos, estamos activando nuestro pensamiento inconsciente. Este tipo de pensamiento nos permite, por ejemplo, relacionar conceptos complejos, integrar ideas y llegar a un momento eureka (un insight). Es importante porque ya sabemos que el pensamiento inconsciente llega a mejores decisiones sobre problemas complejos de lo que lo hace el pensamiento racional.
Es más, cuando nos vemos inmersos en un problema difícil, buscar conscientemente un momento de desconexión – y dejar que nuestra mente divague-, puede ayudarnos a encontrar la solución (porque se potencia nuestra creatividad).
Quizás os haya pasado alguna vez, que habéis encontrado la solución a un problema mientras mirabais la tele sin verla, escuchabais música o cocinabais algo que habíais hecho muchas veces.
La conclusión es que podemos buscar estos momentos a propósito, entrenarnos para simplemente no hacer nada.
Otra forma de ayudar a nuestra cabeza a recuperarse es jugando y buscar momentos para jugar de manera consciente.
No sé si pensáis que jugar no es demasiado importante cuando se llega a ciertas edades. En realidad, jugar es, a cualquier edad, un regulador del estado emocional y una pieza esencial para desarrollar la creatividad y el aprendizaje.
Cuando estamos estresados o ansiosos, resolvemos peor la mayoría de las situaciones con las que nos encontramos, incluyendo las interacciones sociales.
Jugar es, básicamente, un acto social que nos lleva muy habitualmente a situaciones relajadas (a la risa) en nuestras interacciones. Esto fortalece nuestros vínculos con los demás, nos hace sentir parte del grupo y, de alguna forma, alivia los sentimientos negativos.
Podemos mejorar nuestro estado emocional de distintas maneras, pero jugar es una de las que mejor funcionan. Pasarlo bien, ser espontáneos, fortalecer nuestras relaciones como resultado de jugar tiene muchísimos beneficios en nuestra salud mental.
En resumen, os deseo que tengáis tiempo para no hacer nada y pasarlo bien estos días; para que podáis volver al trabajo al 100% de vuestras capacidades.
¡Disfrutad!