“Creo que ser gracioso no sería la primera opción de nadie”. Probablemente Woody Allen tenía razón al decir esto. Pero si cambiamos un poco de contexto (él estaba hablando de su trabajo) y pensando en la vida, pienso que el humor debería ser nuestra primera opción.
El humor tiene efectos positivos en nuestra salud mental y se sabe que la gente con más sentido del humor tiene la autoestima más alta y gestiona mejor la presión y el estrés; porque cuando nos reímos, liberamos la tensión física y emocional. Realizar actividades que no tengan un propósito específico – más allá de pasar un buen rato -, hacer chistes o participar en algún juego, hace que estemos de mejor humor y tengamos menos ganas de discutir.
Entonces, ¿por qué no usar el humor como una herramienta clave en nuestro trabajo (y en nuestra vida)?
Juega más
Cuando somos pequeños jugamos muchísimo. Es una forma de conectar con los otros niños, mejorar nuestras relaciones y aprender. Cuando crecemos, tendemos a evitar jugar; quizás pensamos que es cosas de niños. Pero no lo es.
Jugar relaja el cuerpo y mejora las funciones cerebrales. Pero, sobre todo, jugar es divertido. Nos cambia el estado emocional y ayuda a coger perspectiva. Hace que las cosas sean más ligeras, que tengan menos importancia.
Vamos a ver si esto es cierto. De 0 a 10, ¿cómo te encuentras? ¿Qué tal tu estado de ánimo? ¿Cuánta presión tienes ahora?
Ahora, para de leer y juega un poco. Ve aquí, escoge un juego y pasa los siguientes 5-10 minutos jugando. Te espero.

¡Hola de nuevo! Dime, de 0 a 10, ¿cómo estás ahora? ¿Te sientes diferente? ¿Quizás tengas una sonrisa? ¿Tal vez estás más relajado después de tener un descanso así?
Normalmente, después de pasarnos un ratito jugando, notamos diferencias: más relajación, menos ansiedad. Jugar y pasarlo bien nos ayuda a adaptarnos al cambio y a integrar aprendizajes.
Los juegos tienen el mismo efecto en los equipos. De hecho, jugar es, fundamentalmente, un fenómeno social. La introducción de actividades lúdicas en el trabajo provoca que la gente improvise, innove y construya vínculos sociales, dejando espacio para que sean más espontáneos. Además, ayuda a disminuir el cansancio y aumenta la productividad.
No te tomes demasiado en serio
La semana pasada, asistí a una conferencia de Dani Cámara, un conocido cómico español. Nos estuvo hablando de porqué, a veces, dejamos que se apodere de nosotros el mal humor: nos tomamos demasiado en serio. Y estoy de acuerdo con él completamente.
Cuando estamos de mal humor, es porque creemos que las cosas deberían ser como pensamos y no de otra manera: por supuesto que tenemos razón. No hay el más mínimo espacio para la duda ni para verlo de otra forma.
En cambio, cuando nos separamos de nuestras opiniones y creencias, consideramos otros puntos de vista y no nos dejamos arrastrar por el ego, somos más felices. Necesitamos cultivar una mente más abierta e incluso reírnos de nosotros mismos para huir del mal humor.
¿Cuándo fue la última vez que cometiste un error y te reíste de ti? La mía fue hace unas semanas.
Estaba en clase, con 40 estudiantes, hablando en inglés y llamé a uno de los estudiantes “ella”. Hace algunos años, me hubiera sentido bastante avergonzada y probablemente el resto de la charla no hubiera sido igual. Esta vez, me empecé a reír y, de hecho, usé lo que me acaba de pasar para ilustrar parte de lo que les estaba hablando.
Mi comportamiento tuvo un efecto interesante: se relajaron y la participación subió. Así que la clase fue mucho más interesante para todos.
En resumen, tómate menos en serio y considera los beneficios de jugar habitualmente: especialmente si tienes un problema que resolver, un conflicto que arreglar o necesitas pensar fuera de la caja. El humor puede ser tu súper poder.