Work smarter

Trabajar mejor

Hay muy pocas verdades absolutas en la vida. De hecho, como le digo un montón de veces a mis estudiantes, la respuesta a casi todas las preguntas es depende; porque casi nada es blanco o negro. Pero el hecho de que todos tenemos 24 horas al día para invertir, gastar o malgastar es una de esas verdades. Por lo tanto, si tenemos muchas cosas hacer, deberíamos trabajar mejor no más.

No todo tiene el mismo valor

Lo primero que deberíamos tener en la cabeza para trabajar mejor es decir no a lo que no importa o donde no podemos hacer una aportación de valor.

¿Cuántas veces has malgastado tiempo en reuniones para tomar una decisión sobre algo que en realidad no te importaba o que podrías haber delegado fácilmente? Así que si no tienes nada relevante que añadir, salte del tema y deja que otros se encarguen.

Muchas veces es nuestro ego el que no nos deja salirnos. De alguna forma, sentimos que tenemos que estar y decir algo sin ni siquiera planteárnoslo. Pregúntate: ¿debería aportar algo? ¿Por qué? ¿De verdad tengo algo relevante que decir? ¿Merece la pena que le dedique tiempo?

Si eliminamos el ruido, tenemos más tiempo para centrarnos en lo que es importante, y de paso reducimos el número de cosas que tenemos que hacer.

Prioriza según tus objetivos

Quizás sí que debes hacerte cargo de algún asunto en concreto. ¿Cuándo? Y, ¿cuál es el coste de oportunidad? Si te ocupas de otra cosa, ¿estarás más cerca o más lejos de conseguir lo que quieres?

Trabajar mejor también significa no perder la perspectiva ni el foco. Tener tiempo para priorizar y desarrollar un plan de acuerdo con tus objetivos es vital cuando hablamos de rendimiento. Por eso, es una buena idea dedicar unos minutos todos los días a decidir qué es lo siguiente en lo que debemos trabajar.

Un paréntesis importante antes de seguir con el tema: para convertirte en alguien que rinda por encima de la media, necesitas ser eficaz y eficiente. No se trata solo de conseguir lo que te propones o llegar a determinado resultado (una bombilla incandescente que ilumina una habitación es eficaz); sino que hay que ir un paso más allá y trabajar de forma adecuada para conseguirlo (una bombilla LED es eficaz y eficiente).

Piensa en el resultado

Lo perfecto es enemigo de lo bueno y no todos los trabajos requieren el mismo nivel en el resultado. Pensar en cómo debería ser este resultado te da la medida sobre la que valorar tu esfuerzo. ¿Qué es lo que necesitas conseguir? ¿Cuánto tiempo tienes para hacerlo? ¿Sabes lo necesario para conseguirlo o necesitas pedirle ayuda a alguien?

Por experiencia puedo decir que trabajar mejor también es saber cuándo tienes que parar. Si eres un perfeccionista como yo, tienes que aprender a decir: hasta aquí (aún sigo trabajando en ello).

Esto tiene un efecto secundario estupendo. Y es que liberas presión y así tu cabeza tiene más libertad para desarrollar su creatividad y pensar fuera de la caja.

Y, ¿qué pasa con la gestión del tiempo? Es importante, claro. Pero una vez que haces los deberes y decides cómo y en qué vas a trabajar.

No pierdas la oportunidad de limpiar tu cabeza (y tu agenda) de lo que no debería ocuparte sitio para enfocarte en lo que sí. Y esto antes de poner en marcha los miles de consejos que hay por ahí para aumentar tu productividad.