Win by chance / Ganar por casualidad

Ganar por casualidad

Cualquiera puede ganar por casualidad. De hecho, cualquiera puede ganar por casualidad muchas veces. Con casualidad, me refiero a que puede no haber relación entre ganar y el esfuerzo que le pongamos. Con ganar, a conseguir nuestros objetivos.

Muchas veces, hay factores, que no están en nuestras manos, que hacen que consigamos los objetivos. Por ejemplo, el tiempo, el contexto, la gente que tenemos alrededor, o los intereses de otras personas.

Por lo tanto, si solo se mide el rendimiento en función de los objetivos conseguidos, habrá gente valiosa que pase desapercibida. Si llevas equipos, esto es algo que tienes que tener presente.

Conseguir resultados no es alto rendimiento, necesariamente

En la última clase de MBA de este curso, discutía con mis estudiantes qué era un equipo de alto rendimiento. Acabamos hablando de fútbol. En concreto de la selección española que ganó la Copa del Mundo en el 2010 y del Real Madrid de Cristiano Ronaldo. Para alguien como yo a la que el fútbol le interesa lo justo, esta conversación sin duda tenía muchos riesgos, rodeada como estaba de auténticos forofos.

Sin embargo, acepté el reto de explicarles porqué la selección española de 2010 era un equipo de alto rendimiento, mientras que el Real Madrid de Ronaldo no, a pesar de todos los títulos que ganó durante ese tiempo.

Ganamos juntos o no ganamos

En un equipo de alto rendimiento ganan todos juntos. De hecho, ganar es un efecto secundario de crear el equipo de alto rendimiento. El foco está en el proceso y no en los resultados.

Es la unión de habilidades y conocimientos distintos, lo que permite sobresalir a un equipo de alto rendimiento, pero se necesita tiempo. Tiempo para construir confianza, resolver conflictos y llegar a sentirse parte de lo que se está construyendo. Como los tres mosqueteros: uno para todos y todos para uno. Por este motivo no hay sitio para estrellas en un equipo así. Todos trabajan para el bien común, y no para brillar en solitario.

Esto es lo que pasó con la selección española en 2010. Habían tenido el tiempo suficiente para construir juntos el equipo; un sitio donde todos y cada uno tenían su sitio y su valor. Nadie era más importante que los demás. Estaban comprometidos con el equipo, incluso si esto significaba que su trabajo estaba entre bambalinas y no en el terreno de juego. Lo que el equipo necesitaba decidía cómo debían actuar cada uno, y era lo que único que contaba.

En el Real Madrid, por el contrario, las cosas no eran así. A pesar de los resultados, el Real Madrid de Ronaldo era una plantilla rodeando a dos o tres estrellas, centrados únicamente en ganar. Como resultado, en esos años, un puñado de entrenadores y jugadores entraron y salieron del equipo. Si los resultados no acompañaban, daba igual el talento que tuvieran o lo mucho que hubieran costado, eran despedidos, vendidos o traspasados. Cristiano Ronaldo se convirtió en una leyenda en el club porque es el máximo goleador de todos los tiempos. Solo cuentan los resultados.

El talento necesita tiempo para superarse

Un equipo estelar supera a un equipo de estrellas si le damos tiempo. El talento necesita tiempo para desarrollarse. Ese es el trabajo del líder, crear las condiciones necesarias para que ese talento llegue a su máximo exponente.

Esta es la única forma de conseguir éxitos sostenibles en el tiempo, centrados en las personas y menos dependientes de la casualidad.

Los resultados no deberían ser nunca el primer objetivo cuando se construye un equipo. Por eso, hay que considerar el rendimiento desde una perspectiva más amplia.

Muchas veces, hay gente muy importante para el equipo que no consigue ningún objetivo de negocio, pero sin los cuales el equipo no existiría. Otras veces, hay goleadores que no podrían hacer lo que hacen sin la contribución silenciosa de otros miembros del equipo.

Olvídate de los resultados al principio y céntrate en cómo integrar el talento que tienes a mano. Así tendrás menos posibilidades de ganar de casualidad.