High performing teams / Equipos de alto rendimiento

Equipos de alto rendimiento

Este año he empezado a impartir una asignatura nueva en la universidad. Está dirigida a los alumnos de tercer curso y tiene el objetivo de enseñarles habilidades básicas para trabajar en grupo y que desarrollen su capacidad de comunicación. Les asignamos un proyecto bastante complejo para hacer en grupo, y les dimos casi cinco meses para terminarlo. Después de esta experiencia, quiero hablar de los equipos de alto rendimiento.

El principio

Con los grupos definidos y los proyectos asignados, montamos una competición. Había al menos dos grupos trabajando en cada proyecto. Sólo los mejores tendrían la oportunidad de pasar a producción.

Algunos de mis alumnos empezaron a comparar los equipos. Instintivamente, se fijaron en sus puntos fuertes y débiles en comparación con los demás.

Si contábamos únicamente con las habilidades técnicas, había un equipo que era objetivamente superior a los demás. Algunos de sus miembros eran alumnos con más experiencia en el desarrollo de proyectos y conocimientos de tecnología y programación.

Siguiendo nuestras instrucciones, empezaron a trabajar, definiendo roles y sprints de producto. Como era de esperar, sólo este equipo creó unas listas detalladas producto y entregables; también, definió algunos de los roles. El resto de los equipos vivieron las primeras semanas con mucha incertidumbre, sin una imagen clara de qué hacer y cómo hacerlo.

Si alguien me hubiera preguntado en aquel momento, habría apostado por ese equipo para ganar la competición. Lo tenían todo para convertirse en uno de esos equipos de alto rendimiento.

Visión general

Unas semanas más tarde, este grupo de alumnos empezó a tener muchas dificultades. La comunicación y la coordinación se convirtieron en problemas cotidianos. Y empezaron a perder la motivación.

Aunque cada uno se centraba en hacer su parte, se dieron cuenta tarde de que lo más importante era estar coordinados y centrados en lo que necesitaba el proyecto en su conjunto.

Al final, uno de ellos me dijo: Hemos construido la estructura de un palacio, pero no hay habitaciones, ni techo, ni servicios básicos. Con más tiempo, podría ser lo que nos pidieron; ahora no es nada. Perdimos de vista lo que teníamos que hacer.

El problema era que se sentían mucho más cómodos ocupándose de cuestiones técnicas que coordinándose, tomando decisiones colectivas o resolviendo conflictos. Sin un trabajo en equipo adecuado, tenían casi todas las piezas, pero no consiguieron montar el puzle.

Un equipo de estrellas vs. un equipo estelar

Realmente eran un equipo de estrellas, pero no consiguieron convertirse en un equipo estelar. Aunque trabajaron para mejorar su comunicación y desarrollaron algunas estrategias para afrontar los conflictos, la falta de compromiso y el desánimo influyeron.

La primera y mayor lección de esta experiencia, y la que espero que hayan aprendido, es que tenemos que dedicar tiempo a construir el equipo. Fracasaremos a menos que aumentemos nuestro sentido de pertenencia, y aprendamos a comunicarnos y a gestionar los conflictos.

No importa lo buenos que seamos en lo que hacemos. Los equipos de alto rendimiento siempre superan al individuo.

Foto de Quino Al en Unsplash