Empatía es la capacidad de reconocer, comprender y compartir los pensamientos y sentimientos de otra persona. Nos ayuda a trabajar con los demás, a entablar relaciones y desempeña un papel importante en el proceso de toma de decisiones porque también influye en cómo hemos construido nuestros valores.
En general, la empatía es necesaria para desarrollar comportamientos que beneficien a la sociedad, a las personas y a las relaciones. En el entorno laboral, mostrar empatía contribuye, entre otras cosas, a obtener resultados positivos.
En el liderazgo
No hay liderazgo sin empatía. Es la capacidad central para desarrollar todas las habilidades de la llamada inteligencia social. Si ya era importante en el pasado, ahora lo es aún más.
Estamos viviendo niveles de estrés y agotamiento sin precedentes, con el consiguiente impacto en la salud mental, la rotación de empleados y el rendimiento. Cuando las cosas se ponen difíciles, la empatía es fundamental.
Hay dos tipos: cognitiva o emocional. Ambos implican prestar atención a lo que se dice y se hace, escuchar atentamente, intentar comprender y no juzgar. Al menos al principio.
La empatía cognitiva se refiere a nuestra capacidad para comprender la perspectiva y los pensamientos de otra persona (en esa situación, ¿qué pensaría?). Con empatía emocional podemos entender las emociones de otra persona (si yo estuviera en su lugar, ¿qué sentiría?).
Cuando experimentamos este tipo de empatía, podemos sentir la misma emoción que la otra persona, sentir nuestra angustia en respuesta a su situación y, por último, sentir compasión. Se ha demostrado que existe una correlación positiva entre este sentimiento y la voluntad de ayudar a los demás.
Para un líder, desarrollar tanto la empatía cognitiva como la emocional es el principio que permite crear las condiciones para que equipos y personas se desarrollen.
Seguridad psicológica
Ya sabes que la seguridad psicológica es la creencia de que en un equipo se pueden asumir riesgos, expresar sus opiniones, admitir errores y hablar, sin miedo a consecuencias negativas.
Como ya he dicho, un líder es responsable de crear las condiciones adecuadas para sacar lo mejor de cada miembro de su equipo. No hay mejor manera de hacerlo que predicando con el ejemplo, estar abierto a mostrar vulnerabilidad, compartir las dificultades, y admitir los errores.
Y normalmente es muy difícil para cualquiera admitir que uno no es perfecto. Pero este es el camino para desarrollar un liderazgo más auténtico, centrado en las personas.
Para eso hay que desarrollar empatía, no solo hacia los demás, sino también hacia nosotros mismos. Necesitamos exponernos a la diferencia y prestar atención. De esta forma, no solo conseguiremos entender, sino conmovernos con experiencias y situaciones distintas, que nos van a hacer ganar perspectiva.
También es una buena forma de reducir nuestros prejuicios y eliminar nuestros sesgos.
En resumen, desarrollar la empatía es el único camino para convertirnos en líderes de verdad.
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