En el panorama empresarial actual, dinámico y en rápida evolución, las prácticas de gestión eficaces van más allá de la mera rentabilidad y el rendimiento. Las organizaciones reconocen la importancia de alinear sus acciones y su toma de decisiones con un conjunto de valores fundamentales que definen su propósito, su cultura y su impacto en la sociedad. La gestión por valores es un enfoque que viene a integrar los valores personales y de la empresa para orientar el liderazgo, conformar la cultura organizativa e impulsar el éxito sostenible.
¿Qué te parece esta introducción? Te guste o no, lo cierto es que no la he escrito yo. Estaba jugando con ChatGPT y después de tres o cuatro preguntas le pedí que escribiera un ensayo sobre el tema. Estas líneas son el principio de lo que generó.
Te preguntarás por qué he empezado con ese texto para admitir justo después que no era mío. ¿Qué relación tiene esto con la gestión por valores?
Se consigue lo que se premia
Doy clases en varias universidades y escuelas de negocios, y últimamente hay un debate sobre el uso de este tipo de herramientas por parte de los estudiantes, sobre todo en los trabajos fin de grado y exámenes finales. El número de estudiantes que utilizan estas herramientas es mayor cada día.
La primera consecuencia es que alumnos que no saben lo suficiente para aprobar una asignatura aprueban, haciendo que el nivel de conocimientos general sea menor. Es decir, que saben menos y a la larga bajarán el nivel de las titulaciones, por no hablar del daño que este tipo de conductas hacen a la comunidad universitaria. Si considero el lado ético, no puedo evitar pensar en los que no hacen trampas y en lo injusto que es esto para los que se esfuerzan.
Sin embargo, no se pueden poner puertas al campo, y tenemos que reconocer que esta tecnología está aquí para quedarse. Así pues, el debate no debería versar sobre cómo limitar su uso, sino sobre qué queremos fomentar y recompensar en nuestros alumnos.
En otras palabras, cómo podemos inculcar los valores necesarios para promover un comportamiento ético sin impedir que nuestros alumnos saquen el máximo partido de esta o cualquier otra tecnología.
Predicar con el ejemplo
Tanto en el mundo empresarial como en el académico, existe una tendencia natural a defender el status quo, a mantener prácticas que pueden haber tenido sentido en el pasado, pero que están desfasadas ahora. Estar abiertos a nuevas posibilidades sin perder la esencia de lo que hacemos requiere visión estratégica y no perder de vista nuestro propósito.
Pero ¿cuántas veces fomentamos entre estudiantes o empleados comportamientos que llevan a una cultura de «los medios justifican el fin»? ¿Cuántas veces los directivos y profesores se olvidan de los valores a la hora de conseguir resultados? ¿Qué ocurre cuando la ética se nos pone en el medio del camino? Hay que predicar con el ejemplo.
La gestión por valores ayuda a construir la cultura correcta, fomentando los comportamientos adecuados y recompensando no solo los resultados, sino la forma de hacer las cosas. Siempre habrá gente que haga trampas o mienta, pero en una cultura adecuada la gente que respeta las normas y trabaja por el bien de la comunidad será más numerosa que ellos.
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