Collaboration / colaborar

Colaborar

Ha sido un año complicado. Desde que la pandemia llegó a nuestras vidas, las cosas han cambiado. Y con el tiempo hemos comprobado como esta nueva normalidad se parece mucho a la antigua, con más incertidumbre. Y para colmo, la tecnología complica las cosas para muchos de nosotros. Por todo esto, vale la pena colaborar más y competir menos.

Durante décadas, hemos hablado de la ventaja competitiva definida como los medios que permiten que una organización genere más valor que su competencia. Esto implica que, para un mercado determinado, es un juego de suma cero. Si una compañía gana, otra tiene que perder. Este es el efecto de la competición. Y funciona igual para las personas.

Cambiando de paradigma

Cuando las cosas se complican lo suficiente, los juegos suma-cero tienen mucho riesgo. Si además añadimos la suficiente cantidad de incertidumbre, como la que hay hoy en día, muchas empresas pueden estar cavando su propia tumba: es posible que no puedan mantenerse competitivas si hay muchos cambios.

Por lo tanto, el salto entre las que sí pueden seguir compitiendo y las que no se hace cada vez mayor y se refuerza: cuanto más competitivas sean hoy, más ventajas tendrán, y más competitivas serán mañana. Como el contrario también se cumple, muchas empresas están desapareciendo. Es como funciona el mercado.

Como resultado, la oferta es menor y hay menos opciones. En resumen, perdemos diversidad y también flexibilidad. El mismo efecto se da entre las personas. Dejamos gente atrás que no puede competir.

Dudo que esta sea la mejor estrategia teniendo en cuenta la velocidad de los cambios que sufrimos. ¿Qué pasa si lo que necesitamos mañana es justo lo que hoy pensamos que no nos vale? ¿Qué pasa si dejamos de lado capacidades que nos ayudarían a resolver los problemas que vengan? Quizás deberíamos replantearnos el paradigma actual.

Todo el mundo tiene cabida

¿Sería posible dejar de competir? ¿Hasta dónde podríamos llegar como sociedad si dejáramos de competir y empezáramos a colaborar?

Déjame recuperar la inocencia por un momento. Al fin y al cabo, estamos casi en Navidad.

¿Sería posible que el objetivo principal de las empresas no fuera crecer de año en año, sino mejorar las cosas para las personas, la sociedad y ellas mismas? ¿Qué pasaría si trabajáramos en no dejar a nadie atrás a pesar de las circunstancias? ¿Cómo podríamos reducir ese salto del que hablaba antes?

Tenemos mucho que ganar si empezamos a colaborar de verdad, pero requiere que miremos el sistema en su conjunto y no nos fijemos tanto en las partes individuales. Esto significa que, a veces, para que el conjunto gane, alguna de esas partes tiene que ganar menos o no ganar en absoluto; con la vista puesta en que, en el largo plazo, todos los componentes se beneficiarán del resultado.

Ya hay voces que dicen que nuestro sistema económico, tal y como lo conocemos, no durará. El crecimiento actual no es sostenible. Y tampoco es inclusivo. Colaborar nos puede dar la oportunidad de hacer las cosas de otra forma, con foco en el largo plazo.

Este es mi deseo para esta Navidad.

¡Feliz Navidad!

Foto de «My Life Through A Lens» en Unsplash