El año pasado, Jamais Cascio publicó, en su cuenta de medium, un artículo llamado “Enfrentando el tiempo del caos”. En él presentaba un nuevo marco de referencia, BANI por sus siglas en inglés (Frágiles, ansiosos, contexto no lineal e incomprensible) que pretende sustituir al muy conocido VUCA, que tanto tiempo llevamos usando para tomar decisiones en contextos de grandes cambios.
Lo que más me ha llamado la atención es la razón de porqué sostenía que el marco VUCA ya no es válido en el mundo de hoy. En el artículo se desarrolla la idea de que hemos venido usando el modelo VUCA para ordenar y entender un mundo que ya no es ni ordenable ni entendible. Se han desarrollado estrategias, con más o menos éxito, cuyo primer objetivo es convertir el contexto en el que nos movemos en algo más predecible. En otras palabras, cambiar las cosas para que podamos manejarlas. Y ahora, parece que debemos ir un paso más allá debido a lo que está pasando, y aprender a vivir en el caos, sin orden. Esto es exactamente lo contrario de lo que hemos hecho siempre como especie.
La respuesta está en el campo emocional
Y es cierto. No podemos aspirar a controlar y entender lo que nos pasa alrededor. La crisis de la COVID es un buen ejemplo. Hay muchas implicaciones que no estábamos esperando y que nos sorprenden, un año y medio después. Habrá muchas más consecuencias que ni ahora somos capaces de prever. Por lo tanto, nos debemos acostumbrar a la incertidumbre, nos guste o no.
Nuestra zona de confort está muy lejos del caos. Por eso, quizás es hora de que probemos otra aproximación: una mezcla de la estrategia racional que hemos desarrollado con una base emocional, dejando espacio para desarrollar un conjunto de capacidades, menos reconocidas en el pasado.
Incluso sin saber nada del modelo BANI, podemos ver la no linealidad a nuestro alrededor. Es uno de nuestros grandes problemas hoy en día: causas y efectos parecen desconectados. Podemos hacer un gran esfuerzo en una dirección en concreto y obtener resultados que no podíamos esperar ni podemos cuantificar.
Seguimos demandando certidumbres – como hemos hecho siempre-, esperando hechos inamovibles, y recibimos información que cambia todos los días, dejándonos con una sensación de que nos toman el pelo. El miedo y la desesperación campan a sus anchas porque ahora sabemos que el futuro no es predecible. Y no lo será nunca más.
La no linealidad necesita adaptación
La no linealidad necesita adaptación. La estrategia racional que hemos seguido hasta ahora no es lo suficientemente rápida para dárnosla. La razón es que nuestra cabeza es muy lenta en adaptarse cuando no comprende lo que está pasando. Necesitamos entender las cosas razonablemente para hacer cambios. Así que nos quedamos quietos ante lo desconocido.
Esto me lleva a esta incomprensibilidad del modelo BAIN, muy relacionada con la no linealidad. Desde el momento en que no podemos relacionar causas y efectos, no podemos explicar ni describir lo que pasa. Y de nuevo, nuestro cerebro falla en aplicar racionalidad a lo que hacemos. Estamos tan acostumbrados a confiar en nuestra capacidad racional que, cuando nos falla, no sabemos qué hacer. La buena noticia es que tenemos más recursos y conocimientos a los que podemos acudir.
La incompresibilidad necesita intuición
La incompresibilidad necesita intuición. Eso que sabes pero que no sabes que sabes.
Janice Maturano, en su libro “Mindfulness en el liderazgo”, habla sobre el poder de la intuición cuando hay que liderar en el caos. No todo son los datos que tenemos, nuestras experiencias nos dan información útil que quizás no sabemos que tenemos. Y necesitamos crear las condiciones para acceder a ella si queremos tener éxito.
En este contexto no lineal e incomprensible, la adaptación no racional y la intuición nos pueden recordar a algunas capacidades de la naturaleza, que no necesita entender para hacer algo.
Lo que podemos aprender
Parece claro que necesitamos cambiar de estrategia si queremos resolver los problemas que tenemos ahora mismo, combinando varios recursos: nuestra capacidad racional y nuestras habilidades emocionales y de los sentidos. El primer paso es huir del pensamiento convergente y convencional en el que solemos movernos, porque nos acorta la perspectiva.
Una posible aproximación es buscar activamente talento diverso y no convencional para nuestros equipos. Gente que traiga nuevas capacidades, visiones y aproximación. Lo mismo que hace la naturaleza en muchos de sus procesos.
La diversidad puede ser la respuesta para los retos que nos esperan.