Una amiga me dijo hace mucho tiempo que nadie me iba a pagar por lo duro que trabajara sino por lo difícil que fuera reemplazarme. Y así, me enseñó lo que las empresas que realmente valen la pena valoran: el valor que puedes crear.
Porque crear valor es como uno de esos bucles infinitos que usan los técnicos para explicarnos los procesos de devops (en inglés). Un trabajo que nunca tiene fin.
Antes de empezar necesitamos entender dónde estamos. Y aquí es donde empiezan las preguntas.
¿Dónde estás?
La primera pregunta puede doler, pero merece la pena hacérsela: ¿cuánto valor estas creando ahora?
Te invito a que pienses qué pasaría si dejas tu trabajo de repente. Sí, lo sé. Es duro imaginárselo, pero no te preocupes. Nadie sabe lo que estás pensando.
Se realista: ¿cuánto tiempo necesitarían para reemplazarte? ¿Cuál sería el impacto de que lo dejaras en una semana? ¿Y en un mes? ¿Y en un año? De 0 a 10, ¿cuánto valor estas creando hoy para tu empresa?
Desde la experiencia de hacerme estas preguntas, sé que esto es un ejercicio de humildad. Pero también sé que puede marcar la diferencia en el siguiente paso de tu carrera profesional. Y es ahí dónde está la recompensa.
Un paréntesis. Si empiezas a agobiarte por las respuestas a estas preguntas, respira. Las preguntas difíciles, cuando se contestan honestamente, pueden provocar un poco de miedo: los terremotos suelen tener ese efecto. Pero es el primer paso para conseguir crear valor de verdad. Si no te ha pasado nada, ¡perfecto! Continuemos.
A estas alturas, nos matamos por ser productivos, ¿verdad? Nos han dicho que tenemos que mantener la productividad como sea. De hecho, ya se sabe que en este último año, la productividad creció a pesar de todos los cambios.
La pregunta es si es lo mismo productividad que valor. Yo creo que no necesariamente.
Hacer muchas cosas no es lo mismo que hacer cosas que tengan valor. Como cuentan aquí, podemos mejorar muchísimo nuestra productividad cambiando procesos y herramientas; también aprendiendo técnicas de gestión del tiempo. Si hacemos eso, seguro que seremos más productivos; pero no necesariamente más valiosos.
¿Qué haces muy bien?
Volviendo a hacerte preguntas: ¿qué haces muy bien? ¿y qué necesitas para poder hacerlo?
Tómate el tiempo para pensarlo. No importa si no es algo que esté directamente relacionado con tu trabajo. Necesitas considerarlo todo.
Cuando lo tengas, mira a ver si hay algo de tu trabajo actual (o del trabajo que quieres) que puedas hacer mejor aplicando eso que haces muy bien. O quizás haya algo de lo que no te estés encargando ahora y de lo que deberías ocuparte.
¿Puede tu trabajo beneficiarse de eso que haces muy bien? Si es así, ¿podrías crear más valor aplicándolo? Para saberlo, necesitas medirlo.
Mídelo
¿Cómo sabes que estás creando valor? Midiendo. Define cómo lo vas a medir. No, no estoy de broma. Define tus KPIs y se honesto. Saber donde mirar es tan importante como hacer cambios. Si no lo mides, nunca sabrás si estás creando valor o no.
Además, medir tiene otra ventaja. Te aparta de la tarea concreta y te permite ganar perspectiva. Esto es la clave: no solo puedes ver tus resultados sino también ver si estás donde quieres.
¿Qué pasa si ya no puedes aportar más ahí donde estás y no te habías dado cuenta? ¿Puede ser tiempo de que te muevas y encuentres un sitio donde aportar más valor?
¿Dónde estás ahora?
Vamos a empezar de nuevo. Con suerte esta vez dolerá menos.
¿Cuánto valor estás creando ahora? ¿Es suficiente? ¿Qué necesitas mejorar?
Este bucle infinito de creación de valor te puede ayudar. No solo a conseguir mejores resultados en el trabajo sino también a adaptarte a los cambios. No es solo un proceso sino un cambio de aproximación: del trabajo al valor.
Y lo mejor es que nos abren un montón de posibilidades porque la perspectiva es mayor: ¿en qué vas a emplear tu tiempo que sea valioso? ¿Y dónde?
Por favor, si te has hecho las preguntas, cuéntame si funciona. Y si no le ves el valor, dime qué le falta.
Gracias.