Hay gente que dice que no hay aprendizaje en la zona de confort y no hay confort en la zona de aprendizaje. O, al menos, yo lo he escuchado muchas veces. Esto viene, probablemente, de la sensación de que aprender es difícil porque supone un cambio (de comportamiento o en nuestros conocimientos) y, por lo tanto, es un esfuerzo. Para ser sincera, no estoy totalmente de acuerdo con eso. Desde mi punto de vista, el aprendizaje está en todas partes: dentro y fuera de nuestra zona de confort.
Mientras crecemos, aprendemos un montón de cosas; muchas de ellas, jugando. Y nos tomamos esto como una forma natural de aprender (muchas veces sin darnos cuenta de que realmente estamos aprendiendo).
Así se aprende mejor
Se ha demostrado que este aprendizaje basado en el juego tiene un impacto muy positivo en el desarrollo de personas porque ya sabemos que se aprende mejor cuando se da al menos una de estas cosas:
- Tomamos parte activa en el proceso de aprender.
- Nos engancha lo que hacemos.
- La información que recibimos tiene significado para nosotros.
- Estamos interaccionando con otras personas.
Por lo tanto, cuando estamos activos, enganchados, con otras personas y además somos capaces de establecer conexiones con otras cosas que ya sabemos, aprendemos mejor. Por eso, últimamente hay mucha gente que se dedica a facilitar aprendizaje (en adultos) usando, por ejemplo, Lego® (en inglés).
Puedes estar pensando que no todo se puede aprender jugando y tendrás razón. Pero me parece que merece la pena mirar qué pasa cuando aprendemos jugando para ver si podemos aprender algo que nos podamos llevar a nuestros equipos.
¿Qué ventaja tiene aprender con menos esfuerzo?
En un post anterior, hablé de la dicotomía Control vs. Confianza y cómo esto tenía que ver con si la estrategia que seguimos incluye aprendizaje o no. Por lo que, pensando en desarrollar nuestro liderazgo, es importante que entendamos cómo podemos crear las condiciones adecuadas para que nuestros equipos aprendan más rápido y con menos esfuerzo, más cerca de o en su zona de confort.
Cuando hablamos de salir de la zona de confort para poder aprender, estamos hablando de irnos a un sitio donde el nivel de incertidumbre es mucho mayor, porque no lo conocemos.
El concepto de la zona de confort viene de un experimento que se hizo a principios del siglo XX y en el que se descubrió que si llegamos a un cierto nivel de confort, el rendimiento también alcanza cierto nivel y ya no sube. Por lo tanto, para mejorar el rendimiento, necesitamos experimentar un mayor nivel de ansiedad. Cuando lo experimentamos, se dice que estamos fuera de nuestra zona de confort. Y entonces podemos aprender.
¿Necesitamos salir de la zona de confort?
Gracias a la neurociencia, sabemos que el estrés y el rendimiento correlan en una curva con forma de U invertida (en inglés). Un bajo nivel de estrés está asociado con un rendimiento bajo; de la misma forma que un alto nivel de estrés (porque provoca una respuesta de miedo en nuestro cerebro). Los niveles más altos de rendimiento (y por tanto los mejores para aprender) se corresponden con niveles moderados de estrés.
Introducir este nivel moderado de estrés en un determinado contexto es bastante fácil. Por ejemplo, cambiar el formato de la reunión o introducir una actividad que implique participación individual.
Bien gestionadas, estas cosas sirven más como ‘despertador de los sentidos’ que como disparadores de ansiedad. Y quizás es en estas situaciones donde el aprendizaje se da más rápidamente. Porque estas situaciones nos pueden llevar a que nuestro cerebro se meta completamente en la actividad, llegando a lo que se conoce como ‘estado de flujo’.
¿No sería el estado ideal para aprender?
Aprender desde aquí tiene muchas ventajas porque proporciona mucha estabilidad emocional (no caemos en ningún estado de ansiedad) y, por lo tanto, motiva. Y hace que la gente se enganche con lo que está haciendo. Además, dispara la creatividad, con lo que el proceso de aprendizaje es mucho más fácil.
Los líderes necesitan crear las condiciones adecuadas para que la gente se desarrolle y eso no implica necesariamente hacerles salir de su zona de confort. El aprendizaje está en todas partes y si conseguimos que sea desde un sitio de menos esfuerzo, será mucho más efectivo.