Cuando empezamos a hablar de economía global, el concepto tradicional de trabajo cambió. La noción de la era industrial de que los empleados eran meras piezas de una máquina ha dado paso a un nuevo paradigma en el que debemos considerar el talento y no la mano de obra. Hay varios factores implicados en este cambio que está afectando significativamente a las empresas de todo el mundo.
Contexto del cambio
Ya he contado muchas veces que el mundo está interconectado y es global, gracias, entre otras cosas, al crecimiento exponencial de la tecnología. Las empresas ya no están confinadas en sus mercados locales, sino que tienen la oportunidad de operar a escala mundial. La competencia ha aumentado y cada vez se necesitan personas más cualificadas para poder desarrollar el negocio. Sin embargo, muchas industrias se enfrentan a una escasez de talento, lo que les ha obligado a repensar cómo enfocan temas como la contratación y retención de sus empleados.
Como añadido, las nuevas generaciones de trabajadores, Millennials y Gen Z, se incorporan al mercado laboral con unas expectativas muy distintas a las que tenían generaciones anteriores. Buscan un trabajo que tenga un propósito, oportunidades de desarrollo profesional y que les permita una conciliación adecuada entre su vida profesional y la personal. Este cambio en las expectativas de los trabajadores ha hecho que las empresas tengan que adaptarse, reconociendo que ya no necesitan gente que solamente complete las tareas que les encomienden, sino que deben promover y cultivar el talento.
Ahora es cada vez más común encontrar modalidades de trabajo y horario flexible, y opciones de trabajo remoto que buscan dar respuesta a necesidades distintas de distintos empleados. Por otro lado, estas nuevas generaciones buscan seguir aprendiendo y desarrollándose en el trabajo y por eso muchas políticas de RRHH se centran en proporcionar planes de carrera y beneficios educativos.
Por último y no menos importante, cada vez más empresas están poniendo foco en el cuidado de la salud mental y el bienestar de los empleados, con el desarrollo de políticas que ayudan a mejorar el entorno laboral y a gestionar el estrés.
Innovación y ventaja competitiva
Cuando hablamos de talento y no de mano de obra, empezamos a considerar la creatividad y el desarrollo de habilidades como una prioridad, que nos permite resolver problemas complejos. Apostar por una cultura de innovación, con el empleado en el centro, nos puede proporcionar una ventaja competitiva que nos posicione en este mercado global.
Por lo tanto, este cambio de paradigma permite a las empresas atraer y retener a personas altamente cualificadas, a las que proporcionar un entorno de trabajo que fomente el crecimiento, el aprendizaje y la innovación, y obteniendo como resultado colaboradores más comprometidos y satisfechos, que no se quieran ir a trabajar a otro lado.
La respuesta a los cambios que se producen debido a la globalización y los avances tecnológicos está en el empoderamiento de las personas y en potenciar el aprovechamiento del talento, creando las condiciones idóneas para que crezca.
Solo las empresas que entiendan esto, podrán ser competitivas en este entorno global.
Foto de Scott Graham en Unsplash