Estos días, el mundo está pendiente de Tokio y sus Juegos Olímpicos preguntándose quién será el mejor en cada categoría. Los deportes, en general, y las Olimpiadas, en particular, nos hablan de esfuerzo, competición, resiliencia y trabajo en equipo. Y, a veces, del placer de hacer cosas solo porque puedes hacerlas, dando ejemplo y haciendo camino (que diría Machado) sin buscar necesariamente una recompensa inmediata.
Cuando Simone Biles, la mejor gimnasta de todos los tiempos con permiso de Nadia Comaneci, ejecutó por primera vez el Yurchenko doble mortal carpado los jueces se quedaron atónitos.
Este salto es tan difícil y arriesgado que ninguna otra mujer lo ha intentado nunca (de hecho, solo unos pocos hombres se han atrevido). Requiere una combinación increíble de fuerza física, destreza y ausencia de miedo. A pesar de todo, la nota recibida no fue demasiado impresionante. Le dieron una nota similar a otros ejercicios que la propia Biles había hecho, sin reconocer la dificultad de la ejecución.
La razón de porqué esta valoración, que fue confirmada más tarde por la federación, fue la preocupación por la integridad de otras gimnastas con menos destreza que Biles. Si no valía la pena el resultado, no se atreverían a intentarlo. Además, prevenían el hecho de que Simone Biles se desmarcara de sus rivales en cualquier competición solo porque podía hacer algo que las demás no podían.
A pesar de que la recompensa por su esfuerzo no era justa y no merecía la pena, cuando le preguntaron si seguiría haciéndolo, dijo que sí. Cuando preguntaron porqué, su respuesta fue muy simple: “Porque puedo”.
Inspirar con el ejemplo
Ese “porque puedo” es una declaración de intenciones: excelencia, coraje, esfuerzo. A pesar de que no haya una recompensa inmediata. Está mostrando el camino para futuras gimnastas, enseñando cómo tomar riesgos y jugar para ganar.
Es inspirador para las que vengan después porque transmite un mensaje muy claro: si piensas que debes hacer algo, hazlo; conócete, toma riesgos y juega para ganar. Probablemente pase mucho tiempo hasta que vuelva a haber una gimnasta como ella, pero no importa. Ayudar a otros a llegar más alto, inspirándolos, merece la pena. Y cuando aparezca la siguiente Simone Biles, el mundo estará preparado para recibirla.
Abrir posibilidades
Normalmente hablo del líder, pero hay que tener en cuenta que los seguidores son igualmente importantes. El primer seguidor es el que te hace líder. Para conseguirlo, necesitas inspirar y motivar. El riesgo que asume ese primer seguidor es mucho más grande que el de los que vengan después: está apostando por el futuro.
Desde este punto de vista, dar ejemplo y hacer cosas solo porque puedes sin pensar en una recompensa a corto plazo es una herramienta muy poderosa.
Es importante que desarrolles tu habilidad para entender cómo lo que hagas hoy puede impactar en el futuro. El hecho de que establezcas nuevos caminos y desarrolles comportamientos, acciones o nuevos modos de pensar, solo porque puedes, es determinante para inspirar a los demás y ayudarles a perfilar el futuro.
Esto es lo que puede suponer una diferencia en cómo construyes tu liderazgo.