No puedo, no quiero, no sé

Pues sí, lo único que siempre pasa es que las cosas cambian. A veces, son pequeños cambios, prácticamente imperceptibles, de los que no vemos el impacto a corto plazo. Otras veces es un cambio tan gordo que nos deja parados, asimilándolo. Pero el cambio es casi lo único que siempre está ahí.

Y más ahora. En el contexto en el que nos movemos muchos de nosotros, ¿no os ha pasado que aún estás viendo cómo adaptarte a lo que acaba de pasar y ya ha pasado algo distinto? ¿que cada vez hay menos tiempo entre cambio y cambio?

En ocasiones estamos preparados para lidiar con esos cambios. Los estamos esperando o incluso hemos tenido parte activa en que se produjeran. Otras veces llaman a nuestra puerta sin darnos mucha opción. Y esos suelen ser los peores. Los que no esperamos.

Hay tres tipos de reacciones ante un cambio

En general hay tres tipos de reacciones ante un cambio, y en muchos casos se dan las tres simultáneamente:

  • No QUIERO
  • No PUEDO
  • No SÉ

La primera responde a nuestras emociones: ¿por qué tienen que cambian las cosas? ¿por qué tengo que salirme de mi zona de confort? ¿por qué tengo que hacer las cosas distintas si hasta ahora me ha ido todo bien?

La segunda responde a lo que creo que soy capaz de hacer: ¿estoy preparado para hacer las cosas distintas? ¿para comportarme distinto? ¿sé hacer esto nuevo?

La tercera tiene que ver con lo que pienso y con la necesidad de entender: ¿qué va a ser de mí en el futuro? ¿cuáles serán las consecuencias de este cambio? ¿por qué ha sucedido?

En realidad las tres reacciones son distintos mecanismos – emocional, conductual y cognitivo – de protección disparados por nuestro miedo al cambio. Como no sé qué va a pasar, no me lo esperaba y además no sé si voy a poder con ello, me quedo como estoy. A ver si se pasa.

Pero la mayoría de las veces, lo peor que podemos hacer es quedarnos como estamos. La peor decisión será probablemente mejor que no decidir nada, que no hacer nada.

¿Por qué?

¿Por qué? Porque evitamos el trabajo de adaptarnos. Y sin adaptación estamos condenados a no superar el cambio. Cuando el miedo nos paraliza, dejamos de tomar decisiones y nos ponemos a merced de las circunstancias. Y en un entorno con muchos altibajos no parece la mejor opción. Así que la primera pregunta puede ser: ¿qué opciones tendría si no tuviera miedo? Y aquí la curiosidad podría ser una estupenda compañera de viaje.

Pensar en nuestras opciones, mirar al futuro y despegarnos del pasado nos coloca en un sitio distinto. Y desde ese sitio, sí podemos empezar a adaptarnos.

La adaptación es un trabajo en si misma

Es cierto que la adaptación es un trabajo en si misma. Y hay ciertas cosas que podemos hacer para ayudarnos un poco.

Empezando por lo que me parece más fácil, que es nuestro racional, podemos construir nuestra visión sobre el futuro y definir nuestros objetivos, teniendo en cuenta los cambios. ¿Qué queremos para nosotros? ¿Cómo sería? ¿Qué cosas tendríamos que hacer distintas? ¿Qué puedo aprovechar de la nueva situación que me ayude a llegar dónde quiero?

A partir de ahí, puedo ocuparme de mis habilidades: ¿Qué necesito saber hacer de forma distinta para cumplir mis objetivos? ¿En qué tengo que formarme? ¿De quién puedo aprender?

Y por último explorar mi parte emocional. Generalmente cuando veo el objetivo y he trazado el plan, mi percepción de cómo son las cosas cambia. ¿Por qué? Porque he adquirido una seguridad que antes no tenía. Sé lo que tengo que hacer y eso ayuda a querer hacerlo. Digamos que he trazado las carreteras y la percepción de la travesía (a veces por un desierto) cambia.

Al final, de las tres dimensiones, la emocional es la más importante. Y la que va a determinar si finalmente vamos a poder adaptarnos a los cambios o no. La pregunta aquí es: ¿tenemos la opción de no adaptarnos? En mi opinión si queremos no solo sobrevivir (ya no solo laboralmente sino en nuestras vidas) sino conseguir nuestros propósitos, la respuesta es no.

Como todo, este proceso es algo que se aprende, se construye y se entrena.

Y tú, ¿has pensado alguna vez cómo te enfrentas a los cambios?