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Mujeres

Ayer, 8 de marzo, fue el Día Internacional de la Mujer. Aunque creo que todavía hay muchas razones para marcar esta fecha en el calendario, también creo que todos, mujeres y hombres, deberíamos trabajar para que no sea necesario. Así que hoy me voy a permitir el lujo de hablar por qué los hombres deberían ser partícipes de este cambio y ayudarnos a aprovechar todo nuestro talento.

Contexto

Cuando hablamos de liderazgo, en las empresas y en la sociedad, estamos lejos de la paridad. Aunque las mujeres representamos más del 50 % de la población, estamos infrarrepresentadas en cuanto al poder de decisión.

Hay quien piensa que se trata de una cuestión de equidad y que debería corregirse. Por desgracia, la equidad no es la razón que vaya a hacer que este cambio, o cualquier cambio, tenga éxito.

La verdad es que tenemos problemas suficientemente graves para pensar que debemos aportar todo el talento que podamos reunir si queremos tener éxito. Estamos en el mismo barco. Con el aumento de la complejidad y las crisis que estamos viviendo, la humanidad está tomando conciencia de que tal vez no sobrevivamos. No es sólo que haya una crisis medioambiental, sino que también estamos viendo que las estructuras sociales actuales ya no son sostenibles. Como sociedad necesitamos dar respuestas a problemas que antes no existían.

Junto a estas necesidades, las mujeres y otras minorías queremos ser más relevantes. Eso significa que queremos formar parte de la toma de decisiones. En palabras de Ruth Bader Ginsburg, las mujeres quieren un sitio en la mesa. Y lenta, pero inexorablemente, el cambio se está produciendo, les guste o no a los hombres. Pero tenemos que acelerar.

A veces, cuando hablamos de estos temas, muchas mujeres se olvidan del papel de los hombres. Yo creo que ellos deberían trabajar con nosotras, hombro con hombro. Y debería ser un esfuerzo conjunto.

El papel de los hombres

En realidad, de lo que hablo es de un cambio profundo en la forma en que la sociedad ve los papeles de las mujeres y los hombres. Si las mujeres queremos compartir responsabilidades, los hombres deben hacernos sitio y eso implica que su papel también debe cambiar. Esto sólo será posible si compartimos los beneficios del cambio, porque nadie cambia si cree que no merece la pena.

No podemos olvidar que los hombres ocupan ahora la mayoría de los puestos de alta dirección. A menos que trabajemos juntos para romper el techo de cristal y creando oportunidades, el acceso de las mujeres a estos puestos será una lucha, no un viaje. Y hay razones para trabajar juntos más allá de la equidad.

Numerosos estudios demuestran que un mayor número de mujeres en puestos de dirección es bueno para las empresas.

Hay argumentos para la inclusión de género que van más allá de los resultados y tienen que ver con el desarrollo de una estrategia centrada en las personas para responder a las expectativas de los empleados. Está demostrado que los estilos de liderazgo de las mujeres tienen un impacto diferente en las personas y ofrecen mejores resultados en el entorno actual.

La buena noticia es que no hay que prescindir de ningún tipo de talento. Es la combinación de diferentes perspectivas lo que marcará la diferencia. El único problema es que más hombres tienen que darse cuenta de ello. Y nosotras tenemos que hacérselo ver.

Foto de Becca Tapert en Unsplash