Women helping women / Mujeres que ayudan a mujeres

Mujeres que ayudan a mujeres

Hace dos días ha sido el Día Internacional de la Mujer, 8 de marzo. Un día para recordarnos que debemos dar voz a la lucha contra la discriminación de género, y que aspiramos a un mundo más diverso, equitativo e inclusivo. Como mujer, soy una creyente de que, solo trabajando mano a mano con los hombres, podemos aspirar a crear mejores condiciones para todos. Y, sin embargo, hoy quiero recordar el poder de esas mujeres que ayudan a mujeres a superar las barreras y a sentirse más empoderadas.

De dónde venimos

Hace algunas décadas que las mujeres empezaron a acceder a puestos de poder, en un mundo gobernado por hombres y en el que, a veces, se sienten impostoras. Este contexto produce algunos efectos indeseables, como el efecto de techo de cristal.

El techo de cristal es una desigualdad, racial o de género, que no se explica por ningún otro factor del empleado relevante para el trabajo. En otras palabras, hay factores del contexto, fuera del alcance de las mujeres, que afectan a sus posibilidades de alcanzar posiciones de poder en las empresas. Los efectos que esto provoca en cómo las mujeres perciben sus habilidades, conocimientos, y capacidades es enorme; como también lo es en su propia confianza.

Este efecto, que sigue produciéndose, tiene consecuencias que se ven claramente en los entornos de trabajo. Muchas mujeres, con cualificaciones excelentes, piensan que no están preparadas para asumir una promoción, incluso cuando reciben feedback positivo. Muchas otras son muy críticas consigo mismas, sin importar cuando reconocimiento reciban.

La verdad es que nuestros compañeros hombres no suelen sufrir, en general, de ninguna de estas dos cosas.

Dónde estamos

Estamos en un punto en el que las mujeres empiezan a despertar. Que haya mujeres relevantes en puestos de alta dirección y mandos intermedios, desbrozando el camino para las que vienen detrás, importa. Que haya mujeres que ayudan a mujeres a entender que para que se produzcan cambios ellas tienen también que trabajar en derribar sus creencias limitantes, es fundamental.

Los hombres han creado los espacios de trabajo, sus estructuras, sus reglas, y lo que se espera en ellos. Esto puede ser frustrante para las mujeres, que tienen que operar con reglas que no son las suyas. La verdad es que además de eso, muchas veces, son las creencias, actitudes y hábitos de las mujeres las que impiden avanzar más rápido.

La buena noticia es que estas tres cosas dependen de ellas. Por eso, es necesario contar con más mujeres que ayuden a entender cómo se pueden superar esas barreras.

Dónde deberíamos estar

Equilibrar más los espacios de trabajo no es solo una cuestión de justicia. Hay muchos estudios que prueban que tener más mujeres en posiciones de alta dirección es bueno para las empresas.

Aún tenemos un camino largo por delante, y con el tiempo, más hombres se convertirán en nuestros aliados, porque hay muchas más posibilidades de tener éxito si trabajamos todos juntos. Y, además, las mujeres necesitamos entender que hay cosas que tenemos que trabajarnos para poder subirnos a ese tren.

Necesitamos entender que muchas veces nuestras actitudes y comportamientos no nos ayudan. Que necesitamos más consciencia de lo que hacemos y porqué lo hacemos. Y que tenemos que trabajarnos nuestra confianza, impidiendo que las dudas jueguen en nuestra contra.

Compartir experiencias, mostrar empatía, educar para el futuro y, porqué no, dar oportunidades son cosas que pueden hacer las mujeres que ya han llegado por aquéllas que están llegando. Tal vez, es el momento de que también haya mujeres que ayudan a mujeres a llegar a esos puestos de liderazgo.