Fue Stephen Covey el primero en hablar de la mentalidad de abundancia, en contraposición con la mentalidad de escasez, y sus efectos en el auto-liderazgo. Para enmarcar el tema, puedo resumir esa mentalidad de abundancia con esta frase: yo gano, tú ganas.
Abundancia significa estar abierto a descubrir las posibilidades, y de algún modo pensar que hay suficiente para todos, y hacer el esfuerzo de encontrarlo.
Mentalidad de escasez
Es muy común tener una perspectiva que venga desde lo que falta: falta de tiempo, de recursos o de experiencia. Y muchas veces, es más la sensación de que falta que una realidad. Esta sensación produce miedo y ansiedad porque, por defecto, tenemos que elegir. No podemos tenerlo todo. Es un juego suma cero; tenemos que hacer concesiones para obtener otra cosa: tú ganas, yo pierdo; para tener esto, renuncio a aquello.
La primera consecuencia es que nuestras decisiones son peores. Desde la escasez, necesitamos estar más atentos, porque tenemos que elegir todo el tiempo. Es una cuestión de ancho de banda mental: nos centramos en las tareas que tenemos delante, en ganar pequeñas cosas a corto plazo en vez de ir a por grandes victorias a largo.
Cuando solo nos centramos en lo que tenemos delante, nos metemos en un túnel. Concentrarse en el objetivo es positivo; no lo es, sin embargo, meternos en ese túnel que nos va a quitar perspectiva. Y algunas veces, decisiones que parecen buenas en el corto plazo, no lo son tanto cuando contemplamos el dibujo completo. Por eso no podemos perder perspectiva.
Con una mentalidad de escasez, siempre estaremos compitiendo en vez de colaborando, y la generosidad y la creatividad irán a menos. ¿Es la mejor manera de estar? No, si queremos resolver problemas complejos.
Jugar para ganar
Para desarrollar una mentalidad de abundancia, tenemos que sentirnos valiosos y seguros. Como muchos otros aspectos del desarrollo personal, la base siempre es la misma: nosotros. Así que tú, líder, necesitas crear las condiciones para que tu gente tenga esa seguridad psicológica que es tan fundamental. Y lo mismo aplica para ti.
Pensar desde lo que tenemos en vez de desde lo que nos falta es tratar de hacer la tarta más grande en vez solo repartirla. Sin concesiones. Implica pensar en grande, buscando oportunidades en vez de limitaciones.
A veces, les pongo a mis estudiantes este ejemplo. Imagina que tú y yo estamos compartiendo una pizza. ¿Cómo la repartirías? El 99% me contesta que en mitades. Esto es un pensamiento de suma cero.
¿Qué pasaría si me preguntaras qué me gusta más de la pizza? Quizás te sorprendería descubrir que los bordes. Y sabiendo esto, ¿cómo la repartirías?
La forma de pensar es contagiosa
En el proceso de crear las condiciones adecuadas para que florezca una mentalidad de abundancia, tienes que ser consciente de que el único camino es liderar con el ejemplo. Crea el espacio necesario para escuchar, se generoso con tu tiempo y tu conocimiento; fomenta que se tengan conversaciones poco convencionales y sé optimista.
Si te tomas cada cosa que suceda como una oportunidad de explorar, tu gente no tendrá miedo de preguntar y probar cosas nuevas. Merece la pena.