Self love

La importancia de que nos apreciemos

¿Quién es la persona con la que más hablas? Dale una vuelta en un par de minutos.

No es tu pareja, ni tu jefe. La persona con la que más hablas eres tú. Ese diálogo interno nos condiciona y también define cómo nos vemos, hasta el punto de que tiene el poder de reducir nuestro potencial, habilidades y capacidades. Por eso merece la pena hablar de la importancia de que nos apreciemos y cómo podemos usarlo para desarrollar nuestro liderazgo.

¿Cómo te hablas?

Quizás te hablas con amabilidad, compasión, reconociendo tus esfuerzos y elogiándote cuando te lo mereces o quizás te hablas con dureza, ensalzando tus debilidades, con mucha severidad. ¿Cómo es?

La manera en que te hablas importa porque le damos forma al mundo con lo que decimos y así establecemos nuestras expectativas.

Ser tu peor crítico te puede llevar a desarrollar comportamientos que no te convienen, además de ponerte mucha presión encima, siempre mirando qué podrías haber hecho mejor.

Esto es muy cansado y también produce impacto en los que están a tu alrededor: qué consideras un éxito, cuáles son tus expectativas, como valoras las contribuciones de otros, cómo reaccionas ante el fallo… No me malinterpretes. No estoy hablando de conformarte con algo que no quieras, estoy hablando de la manera de llegar a dónde quieres. Y el cómo hacemos las cosas importa tanto como el resultado.

Desde el principio, a la mayoría de nosotros nos han educado para entender que valemos en cuanto que conseguimos, en vez de por lo que somos. Por lo tanto, y hasta cierto punto, nos obligamos a llegar para que nos valoren por aquello que hacemos sin importar cómo nos tratamos para conseguirlo.

Incluso quizás te hayas pillado con este pensamiento: si yo puedo hacer el esfuerzo, ¿por qué no puedes hacerlo tú (equipo, persona)?

Y por supuesto que puedes tratar de liderar personas desde ahí, pero hay mejores maneras.

Probablemente esté llegando el momento de cambiar el paradigma y considerar la importancia de que nos apreciamos como un camino para ser mejores líderes y, de paso, personas más felices.

Nuevo paradigma

Puedes pensar que esa auto-apreciación es lo mismo que ser narcisista o egoísta, cuando de hecho está en el polo opuesto.

Los narcisistas necesitan del reconocimiento externo para determinar su valor: fama, riqueza o poder. Necesitan sentirse superiores, y por lo tanto no pueden permitirse fallar. Por eso muchas veces el narcisismo va de la mano con el egoísmo porque tienden a beneficiarse de los demás para ganar reconocimiento.

La auto-apreciación consiste en conocerte a ti mismo. En ser consciente de tus altos y bajos, luces y sombras y aún así tener uno profundo respeto, confianza y compromiso con lo que eres. Desde el momento en que conoces tus fallos y puntos débiles puedes mejorar sin cuestionar tu valor.

Desde ahí, te puedes permitir el fallo (tuyo o de los demás) y también estar equivocado. Puedes darle el crédito a otros y reconocer su trabajo. Y, sobre todo, puedes aprender.

Un líder no puede desarrollar talento, cuidar a su gente o trabajar la confianza si se siente inseguro de si mismo.

La autenticidad como camino para ser un buen líder

¿Cómo puede un líder ser auténtico si no se aprecia a sí mismo? No puede.

Piensa en alguien a quién consideres un auténtico líder. Alguien a quién seguirías a cualquier lado; que siempre haya tenido un impacto positivo en ti. ¿Qué cualidades tiene?

Supongo que pensarás en cosas como vulnerabilidad, vocación de servicio, inteligencia emocional o empatía. No creo que dependa solo de su inteligencia, habilidades o conocimiento.

¿Te gustaría ser así? Para ser capaz de desarrollar esas cualidades, necesitas apreciarte a ti mismo. Cuanto más, mejor.