¿Qué es liderazgo? Si preguntamos a diez personas, es probable que obtengamos diez respuestas distintas. Y mucha gente no será capaz de definirlo, pero seguro que “soy capaz de reconocerlo cuando lo veo”.
Vale, entonces seguro que hay algunas características que tienen todos los líderes. Si preguntamos a gente del mismo país, es posible que coincidan las repuestas. Más o menos. Si probamos a preguntar a gente de diferentes nacionalidades, las respuestas quizás nos sorprendan.
El liderazgo es difícil de definir porque nuestras creencias, convicciones y suposiciones tienen impacto en cómo lo vemos y también en su importancia para nosotros. Por lo tanto, el liderazgo depende de la cultura.
¿Por qué de la cultura?
Para entender esto, primero debemos definir qué es cultura nacional. La cultura nacional es el conjunto de normas, creencias, costumbres y valores compartidos por la gente de una nación; es una programación mental colectiva que hace que un grupo de gente se considere diferente a otro.
Se percibe en cuanto que se aterriza en alguna diferente a la nuestra. Estoy segura que sin pensar mucho, puedes decir diferencias (fundamentalmente estereotipos que vienen de la sabiduría popular, salvo que hayas vivido allí) entre americanos, españoles y chinos.
La cultura hace que, por ejemplo, algunas sociedades consideren que los mejores líderes son hombres mientras que otras piensan que hombres y mujeres pueden ser, igualmente, buenos líderes. O lo que hace que algunas sociedades prefieran líderes humildes (como en algunos países de Asia) en contraste con líderes más poderosos y autocráticos valorados más en algunas sociedades occidentales.
El mundo no es como es, es como lo vemos (el mapa no es el territorio). Y sabiendo que ese “como lo vemos” está muy impactado por nuestra cultura, tenemos que asumir que los paradigmas con los que juzgamos el liderazgo, también lo están.
Los comportamientos de los líderes y las organizaciones también dependen de la cultura.
No solo es que el cómo vemos el liderazgo dependa de la cultura nacional. Es que también dependen de ella los comportamientos de los líderes y la cultura de las organizaciones.
Como cualquier miembro de una sociedad o de una organización, los líderes también viven en una cultura en particular. Y tanto sus comportamientos como su gestión reflejarán, muy probablemente, aquello que se considera aceptable en esa cultura.
Esto tiene muchas implicaciones en cómo se hacen las cosas en una compañía: los procesos de selección y promoción responderán a esos valores.
Los modelos a seguir se escogerán dependiendo de lo que sea más importante en la cultura imperante.
El reconocimiento y cómo se desarrolla la carrera profesional también se verán impactados. Hasta las prácticas industriales dependen de la cultura (piensa en una cultura muy orientada a objetivos y el impacto que puede tener en la ética empresarial – el fin justifica los medios-, por ejemplo).
Como resultado, la efectividad de los líderes depende mucho de la cultura donde se encuentren. Si la organización no los acepta, porque no encajan, tendrán muy complicado influir en la gente. Y si eso pasa, su efectividad bajará.
En este mundo global, necesitamos líderes globales.
Entender la importancia de la cultura se haces especialmente importante en este mundo que nos rodea. Cada vez es más global y, por lo tanto, necesitamos líderes que puedan desarrollar su trabajo en cualquier sitio.
Un líder global requiere de la capacidad de entender las diferencias y de la flexibilidad necesaria para adaptarse a lo que se necesite. Definiciones aparte, el liderazgo es influencia. Y no se puede influenciar a nadie si primero no lo entiendes.
El liderazgo depende del contexto y por lo tanto, el liderazgo depende de la cultura.