Cuando me llamó pensé que quería charlar mientras nos tomábamos un café. Somos amigas desde hace 20 años y hablamos a menudo. Pero no, esta vez necesitaba hacer cambios y quería algunos consejos.
A mi amiga le acaban de dar el puesto de su jefe, después de que él se jubilara. El equipo llevaba trabajando junto el suficiente tiempo como para conocerse, lo que tiene ventajas y desventajas evidentes.
Realmente no se esperaba esa promoción. Nunca se había dedicado demasiado a la política que requieren los puestos de arriba porque se dedicaba por completo a su trabajo. Y a formar a los que llegaban nuevos. La gente la respetaba por lo que hacía y por lo mucho que sabía sobre el tema. Por cierto, no lo he dicho. Mi amiga es cirujana y de las buenas.
Su primera reacción fue rechazar el ascenso. No estoy preparada, no me quiero dedicar a hacer política – me contó – soy médico, no gerente. A pesar de eso, de alguna forma, su jefe consiguió convencerla para que aceptara. El grupo necesita un cambio y quizás tu contribución no debería ser solo en la medicina.
Así que de repente, está al frente de un equipo de más de 20 personas en uno de los peores momentos para su campo, la medicina.
Es verdad que desde que tomó la decisión de aceptarlo, se puso manos a la obra, pero no sabía bien por dónde empezar. Tiene muchas cosas de las que ocuparse: el espíritu de equipo ha desaparecido, la motivación esta por los suelos porque están agotados y además les faltan manos para hacer todo lo que tienen que hacer. No dan abasto.
Primero, crea la visión
No importa cómo de difíciles sean las cosas ahora, hay que saber cómo quieres que sea el futuro. ¿Cómo vais a trabajar dentro de seis meses? ¿Qué necesitas para conseguirlo? Y, sobre todo, ¿por qué necesitas cambiar?
Para conseguir hacer cambios necesitas crear las condiciones necesarias para que se produzcan. Por eso, además de definir el futuro, le tienes que dar a tu equipo una razón para cambiar.
Cuando empezamos a hablar y comenzó a perfilar cómo sería ese futuro se dio cuenta de que no podría hacerlo todo sola.
Segundo, la gente
¿Quién necesitas que te ayude para hacer lo que te propones? ¿Cómo puedes sumarlos a tu proyecto?
Encuentra a las personas que necesitas: dentro y fuera de tu equipo. Explica los cambios y pide ayuda.
De acuerdo – me dijo. Pero incluso si tengo la visión y un pequeño grupo de gente que me ayude, las cosas seguirán igual. ¿Qué más hay que hacer? Seguimos teniendo trabajo por hacer y muchos problemas que resolver.
Tercero, comunica la visión
Cuéntalo. Involucra a todo el mundo desde el principio. La visión es solo el destino, no el camino. Permíteles definir a ellos los detalles. Hazles parte del cambio y responsables de lo que sucede. Y dedica tiempo a entender que problemas tienen y cómo les puedes ayudar.
No sé. Algunos de ellos no están nada por la labor. Les gustaría que las cosas siguieran como están. Necesitamos seguir formando a los nuevos, por ejemplo, y no quieren hacerlo. Prefieren trabajar con alguien que ya sepa. Al final, formar a alguien mientras trabajas es muy duro. ¿Qué puedo hacer?
Cuarto, lidera con tu ejemplo
Si quieres desarrollar unos comportamientos concretos en la gente, definir maneras nuevas de hacer las cosas y, de paso, derribar algunas barreras, da ejemplo. Enséñales con tu ejemplo.
Si estás haciendo cambios, empieza por cambiar la forma en la que tú haces las cosas. Y sé muy consciente de tu impacto.
Si lo estoy entendiendo bien, necesito pedir específicamente lo que quiero y dar ejemplo – sonrió. Sí, eso puedo hacerlo. ¿Alguna cosa más?
Sí, no te olvides de que todo esto es un proceso. Lleva su tiempo. Y tu trabajo debe ser dirigirlo y dar cabida a los cambios, creando las condiciones necesarias para que la gente llegue hasta donde quieres.