Nunca en la historia la educación ha sido tan importante como ahora. A diferencia del pasado, el aprendizaje se ha convertido en un proceso permanente. Ya no termina cuando dejamos la escuela.
En los últimos cincuenta años, el concepto de aprendizaje ha evolucionado. Ya no puede dividirse entre un momento y un lugar para adquirir conocimientos y un momento y un lugar para aplicar esos conocimientos. Es un proceso continuo que tiene lugar en diferentes contextos y en todas las edades.
Ya lo dijo Mark Twain: Nunca dejes que la educación formal se interponga en el camino del aprendizaje. Esa es la esencia del aprendizaje permanente.
4 pilares
En 1995, la Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo propuso cuatro pilares esenciales para un sistema educativo que respondiera a las necesidades de un mundo globalizado y en constante cambio.
Los cuatro pilares son: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a ser y aprender a vivir juntos.
Aprender a conocer consiste en adquirir conocimientos y comprensión. Permite a las personas pensar de forma crítica y desarrollar sus propias opiniones. Es la base de todo aprendizaje.
Aprender a hacer se refiere a la necesidad de desarrollar nuevas destrezas y habilidades. Los conocimientos teóricos deben ponerse en práctica, y esto solo puede hacerse si tenemos las habilidades necesarias.
Aprender a ser se centra en la necesidad de desarrollar nuestra propia identidad, incluidos los valores y las creencias. Aceptar la diversidad es esencial para gestionar la complejidad y fomentar la creatividad. Porque solo podremos hacer frente a los retos de un mundo en constante cambio desde la colaboración.
Por último, aprender a vivir juntos es desarrollar la tolerancia y la comprensión de las diferentes culturas y creencias. Lo necesitamos para cooperar e interactuar productivamente con los demás.
Visión holística
Quizá, por primera vez, estamos considerando el aprendizaje desde una perspectiva holística, teniendo en cuenta la necesidad de desarrollar conocimientos, destrezas y habilidades a lo largo de toda la vida.
Pensar que lo que aprendamos hoy nos va a valer para el futuro es un mito. La única manera de estar al día es buscar aprendizajes que nos ayuden cuando surjan las necesidades. En este sentido, tenemos que buscar lo que nos falta, reciclarnos y mejorar lo que sabemos para satisfacer nuestras necesidades personales y profesionales.
Además, invertir en nosotros mismos nos da un sentido de finalidad, amplía nuestra perspectiva y nos hace sentir parte de lo que ocurre a nuestro alrededor.
El aprendizaje permanente es la clave del desarrollo personal. Cultivar una mente de eternos aprendices nos abre la puerta a la curiosidad, la mejora y el cambio. Esta puede ser la fuente de la eterna juventud.
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