Un buen líder hace que su gente se sienta apreciada y reconocida. Aprecio y reconocimiento son dos de los factores clave que disparan la motivación de las personas, y por tanto su compromiso.
Muchos líderes y organizaciones suelen centrar su atención en señalar lo que necesita mejorar, olvidando muchas veces lo que sí va bien, y perdiendo oportunidades para reconocerlo. Hay que ampliar la perspectiva, prestar atención y escuchar de verdad a la gente para poder motivarlos y conseguir mejores resultados.
La ratio mágica de las relaciones
No podemos olvidarnos de que liderar es básicamente gestionar relaciones. De acuerdo con el Instituto Gottman, la ratio mágica es de 5 a 1, si queremos construir relaciones sanas y felices. Por cada aspecto a negativo o a mejorar, debe haber 5 interacciones positivas. Esto coloca al aprecio y reconocimiento en el top de cosas que un líder debe practicar.
Escuchar activamente, mostrar empatía, mostrar aprecio de forma intencional, o un reconocimiento explícito son maneras de producir una interacción positiva en la dirección adecuada: hacer que el otro se sienta apreciado e importante.
Y muchas veces, no es solo lo que se dice, sino el comportamiento que se muestra de manera regular, lo que hace que la gente sienta que importa.
Lenguaje positivo
Las palabras, y yo diría que también elegir bien el momento, refuerzan o debilitan nuestros comportamientos. El lenguaje positivo mejora la confianza de quien nos escucha; mientras que el negativo o pesimista provoca inseguridades y toxicidad en los equipos. No olvidemos que las palabras configuran la realidad por el significado que aportan.
Si el líder solo se centra en lo que hay que mejorar, las debilidades de la gente, o en cuántos problemas hay que resolver terminará por crear un clima negativo que desmotivará, probablemente, a los que trabajen allí. De igual forma, con una perspectiva más positiva centrada en buscar soluciones y explorar posibilidades es posible crear una cultura que motive e invite al crecimiento.
Ambas aproximaciones, positiva y negativa, pueden tener que ver con cómo el líder mira a su gente. Hay una teoría de motivación, Teoría X – Teoría Y desarrollada por el profesor McGregor, que dice que para algunos jefes los empleados son intrínsecamente perezosos, con poca iniciativa y poco ambiciosos con los resultados. Esta perspectiva negativa conduce a utilizar un lenguaje más negativo que desmotiva.
Los líderes deben hacer un esfuerzo consciente para alejarse de este tipo de pensamiento y buscar una aproximación más positiva a la gente, como primer paso para cambiar el tipo de lenguaje que utilizan.
Recompensas
Como he comentado antes, aprecio y reconocimiento son dos factores clave para lograr la motivación y la satisfacción de los empleados, y ambos pueden aplicarse independiente del nivel que se tenga en la organización.
No debemos confundirlos con dar recompensas. Una recompensa, tal y como se entiende comúnmente en casi todas las organizaciones, es algo que se recibe en compensación por un trabajo realizado. Normalmente es transaccional, impersonal y financiera.
El reconocimiento, sin embargo, consigue que nos sintamos queridos e importantes, hace que sepamos que alguien nos aprecia. Es intangible, emocional, personal y relacional. Por lo tanto, el impacto es absolutamente distinto.
Cada persona necesita recibir aprecio y reconocimiento de una manera distinta, porque no todos somos iguales ni valoramos las mismas cosas. Por eso, un buen líder debe escuchar y prestar atención, para saber qué hacer. Y obviamente, hacerlo desde la perspectiva adecuada.